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Don Simón Gómez Ramos |
El mayor tesoro que puede dejar un ser humano a sus seres queridos y su comunidad, es su trayectoria y que de la misma, puedan sentirse orgullosos y que puedan ser una manera de guía y ejemplo en el camino de quienes le suceden.
Cuán difícil es soportar la perdida, asimilar y saber de la partida de un ser querido y sobretodo de un alma buena y noble, que haya dejado una estela que no la borrará ni la hará desaparecer nadie, porque las acciones se imponen por encima de las palabras. Esta permanece como el perfume del sándalo cuando rosa el cuchillo. Bien lo dijo Jesús: "El que cree en mi aunque haya muerto, vivirá".
La vida física apagada y a la que me he querido referir desde inicio, es a la de mi suegro, Don Simón Gómez Ramos, que como hombre digno supo conjugar: en su trabajo, como empleado; en su familia como esposo, padre y abuelo; entre sus amigos; y como ciudadano; de forma íntegra y total. Lo mismo que le puede decir sus seres queridos que lo amamos y respetamos, le puede decir quienes fueran sus compañeros de trabajo y sus amigos. Fue una hoja limpia y transparente en su andar por este mundo.
No dejará de estar en el corazón y como ejemplo de todo aquel quien lo conoció y si no, bastará haber conocido uno de sus hijos para darse cuenta lo que fue capaz de impregnar en cada uno de los corazones y ver la clase de ser humano que fue. A sus hijos les queda el legado de su ejemplo y de que el paso por esta tierra fue digno, honorable y decoroso. A quienes llegamos a su familia por vía indirecta, nos queda el amor, el cariño, la sencillez, humildad, sensibilidad, responsabilidad, el respeto al otro y la disciplina con la que vivió. Para sus nietos (as) han perdido un abuelo cariñoso, dedicado, preocupado, sensible, que amaba y dejaba ser amado.
Nos queda dar gracias al Todopoderoso por haberme hecho parte de los que conocimos a Don Simón Gómez y que dejó impregnado en cada uno de nosotros su gran valía y clase de hombre, ser humano digno y justo. Vivió como buen cristiano, sin nunca hacerle daño a nadie, sirviendo a los demás y con un corazón limpio y sin cargas. Como buen amante de la tierra y la naturaleza que fue, sembró amor y hoy cosecha esto en cada quien que ha ofrecido su mano y apoyo solidario.
Una amiga y hermana querida, escribió esto que comparto a ustedes, sobre mi suegro y cito: “Don Simón asciende libre y en paz donde la fuente creadora; su gran bondad no lo lleva a ningún otro lugar, esparció el bien e impregnó su especial esencia en los corazones que tocó en este plano terrenal, tan necesitado de esa esencia...".
Ese tipo de seres humanos, que aunque no son devotos cristianos, pero si creen en el Todopoderoso; con su accionar de vida digna y justa, es de los que Jesús siempre le brinda y llena de bendiciones para que puedan llevar su mensaje a y legado a otros. Dios bendiga siempre está vida que se nos fue, pero que dejó tanto amor y buen ejemplo, gracias por eso Señor.
Hasta luego, Don Simón, siempre lo recordaré como a un padre y ser humano de bien.