sábado, octubre 02, 2010

A cinco meses, estamos firmes

Algunos se levantaron de sus camas el miércoles 2 de junio del 2010, con la idea de que  José Jordi Veras Rodríguez, pasara al mundo de los muertos.  Buscaban con ello, no tan sólo acabar con mi vida, sino destruir mi familia grande y pequeña.  Pretendían impedir que disfrutara del crecimiento de mis hijos; que pudiera seguir amando mi esposa, mi padre, a mis hermanos, mis seres queridos y los grandes amigas y amigos que he cultivado a través del tiempo.  Buscaban actuar como los cobardes que necesitan de otros para ejecutar sus acciones, no son capaces de darte la cara. Que son guapos o valientes con un arma en la mano, porque sus ideas, pensamientos o argumentos, son tan retorcidos por la miseria humana que son, no pueden actuar de otra manera.

En estos cinco meses he tenido que soportar no tan sólo el hecho de haber sido atacado de improviso y de forma cobarde,  sino también, el intento de ciertas personas que, de forma muy interesada y malvada, buscaban asesinarme en lo emocional, convirtiéndose en así sicarios de la moral y a la vez tratando de desprestigiar y quitarle peso a la investigación del caso.

Nadie puede pensar, aquellos que han conocido la trayectoria de mi padre y los que han ido tomando información de mí proceder, que somos de aquellos que, con hechos como los ocurridos a mi persona, seríamos capaces de transarlos o de simplemente dejarlos de lado.

Cada día que amanece lo primero que hago es darle gracias a Dios por estar vivo y viable y que puedo besar a mis hijos. Que es posible seguir dándome cuenta del gran milagro que ha hecho en mí y a mi alrededor, es como si no deseare que permanezca solo en este tránsito.  Ha enviado ángeles desde el primer día. Quien estuviera en el lugar de los hechos para auxiliarme. Quien estuviera con su capacidad y experiencia para darme los cuidados médicos y de primeras atenciones.  Quien utilizara su conocimiento y su humanidad para mis intervenciones quirúrgicas.  Para que todo el que se me acercara me diera su mano solidaria, el apoyo y amistad sincera.  Para que diera fuerzas a mi padre, mi esposa, mis hijos, mis hermanos y a todos mis seres queridos, de que pudieran soportar todo lo que hemos soportado en este lapso de tiempo.

Si bien es cierto que durante estos cinco meses he tenido momentos de sufrimientos, todo lo que ha supuesto: el que sienta y le importe al Todopoderoso, el que esté lleno de fe, que posea mayor actitud hacia lo positivo; de mayores amigos y amigas que yo mismo desconozco, que con sus oraciones han hecho posible el milagro.  El hecho de que he vivido momentos con familiares, amigos y seres queridos, que han sido de forma tan intensa y lleno de gloria, han permitido restablecerme mucho más pronto. 

Estos cinco meses pienso que lo menos a lo que he dado cabida es al lamento y la desdicha, no he permitido darle espacio a la derrota, eso quisieran los desdichados que intentaron acabar conmigo el 2 de junio y luego con su pluma o su comentario.   Lo que ellos no pueden quitarme ahora ni nunca es la fuerza que me da la fe y el hecho de saber que Dios me tiene en cuenta.  Sin darse cuenta estos pobres infelices, lo que han logrado es darme a conocer que del ser humano, que existen cosas mejores: que la envidia, el egoísmo, la maledicencia, la maldad, la mentira y la hipocresía; es la buena voluntad, el abrazo solidario, la mano del amigo, el cariño y amor de una familia, la esperanza de muchos hombres y mujeres, que creen que en nuestro país es posible algo mejor.  Lo que es capaz de hacer la oración y que es más fuerte que cualquier arma que ellos puedan tener.

En estos cinco meses debo reconocer que mi recuperación ha sido también milagrosa, cuando para muchos y en situaciones menos graves, han tardado en reponerse.  Es una forma de que el Todopoderoso, les muestra a esos que intentaron acabar conmigo, de que no pueden jugar a ser Dios, es un papel que les queda grande. Tan sólo son cobardes y nada más.

Estos cinco meses para decirle a ustedes, lectores, gracias por estar ahí; por ser los más que desean mejores cosas para el país.  Que no pierdan la fe y que puedan mantener la fe en que todo cuanto padecen se les aliviará.  Que Dios los bendiga por su apoyo, estoy firme como Dios lo ha querido.