A 72 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi Veras
- Han transcurrido 6 años de martirio, 72 meses de aflicción, 2190 días de padecimientos, 52,560 horas de desasosiego, 3,153,600 minutos de pesares y 189,216,000 segundos de sobresaltos, desde el 2 de junio de 2010, fecha en la cual mi hijo Jordi, fue objeto de una tentativa de asesinato, ejecutada por sicarios pagados por Adriano Román.
- Amplios sectores de la sociedad dominicana, que han dado seguimiento al proceso judicial del caso, se hacen la pregunta de por qué el asunto ha permanecido tanto tiempo y ha sido objeto de más de 60 aplazamientos.
- La parte decente de la sociedad dominicana debe saber que el largo tiempo que ha permanecido en los tribunales el caso de mi hijo Jordi, no es responsabilidad de los jueces, sino de las piedras que han sido colocadas en el camino para que la justicia no tome su imperio.
- La eternización del asunto judicial penal de naturaleza criminal, seguido a la asociación de criminales que quisieron matar a Jordi, no tiene una sola explicación, sino varias. Dentro de los diferentes razonamientos para conocer el largo tiempo del caso sin llegar a su final, se pueden citar deficiencias en el Código Procesal Penal, de las cuales se han aprovechado los imputados burlando así las garantías procesales.
- Además de la anterior, otro razonamiento del largo tiempo del proceso y la burla de los sucesivos reenvíos, es que defensores específicos designados por la Oficina Nacional de Defensa Pública, en interés particular del imputado Adriano Román, han patrocinado sucesivas suspensiones del curso normal del caso.
- Es bueno aclarar que Jordi, ha sido víctima, no sólo del acto criminal en su contra, sino también del sistema social imperante en el país que ha hecho posible el agrietamiento de las instituciones y su infuncionalidad.
- He dicho que el caso de mi hijo se ha alargado ante los tribunales por una falla sistémica, porque si existiera en el país un Colegio de Abogados con un tribunal disciplinario útil, y un eficiente Consejo Nacional de la Defensoría Pública, el caso hubiera concluido desde hace mucho tiempo.
- Pero de la misma forma que Jordi fue víctima de una acción criminal en la modalidad de sicariato, también ha sido perjudicado por lo inefectivo del Colegio de Abogados y su tribunal disciplinario, la cooperación de la Oficina Nacional de la Defensa Pública con Adriano Román, y la falta de vigilancia del Consejo Nacional de la Defensa Pública.
- Por encima de las debilidades del Código Procesal Penal, que favorecen a los delincuentes; la complicidad de la Oficina de la Defensa Pública, la ineficacia del Colegio de Abogados y su Tribunal Disciplinario, y la indiferencia del Consejo Nacional de la Defensa Pública, el deber me ha impuesto estar ahí, sin vacilación alguna, al lado de mi hijo, reclamando justicia sin importar las fallas del sistema procesal, ni las complicidades que se han dado con los que quisieron asesinar a mi hijo. Además, todos los plazos se vencen, las chicanas se agotan y el momento de Jordi respirar en paz, al igual que toda nuestra familia, no está lejano.