- Por más protección que los padres brinden a sus descendientes, cualquiera de estos está expuesto a ser víctima de una acción criminal; el resguardo que aporta el padre o la madre escapa a lo que puede sucederle a sus vástagos en este laboratorio social que es la sociedad grande, el medio en el cual desarrollamos nuestras actividades.
- Aunque siempre he incidido en la vida política del país, he tratado que mis hijos no se vinculen con mis actividades; ellos tienen su concepción ideológica y la han llevado a la práctica conforme su propio criterio, sin que yo intervenga en nada; si algo les ocurre en la ejecución de sus ideas políticas, ese es el resultado de su libre decisión, no motivación mía, aunque bajo cualquier circunstancia actúo como su escudo.
- No escapa a mi conocimiento que en el ordenamiento social bajo el cual vivimos en la actualidad, nadie tiene segura su cabeza; cualquiera está expuesto a que en un santiamén lo eliminen físicamente, sin importar que la víctima esté en su hogar, en una iglesia o centro de trabajo.
- El brazo largo de la criminalidad organizada alcanzó a mi hijo Jordi, el día 2 de junio de 2010, al momento que hacia su entrada a laborar en un programa de televisión en Santiago. La acción se ejecutó el 2 de junio, pero desde hacía varios meses los miembros de la organización criminal le daban seguimiento para identificarlo, ubicarlo y conocer sus habituales movimientos.
- Aunque Jordi hubiera andado en todo momento bajo mi amparo, aquellos que cobraron el dinero pagado por Adriano Román, para asesinarlo, de todas maneras llevarían a cabo su misión criminal. En nuestro medio la seguridad personal es frágil; cualquiera puede ser alcanzado por el gatillo de un sicario, como le ocurrió a Jordi.
- El señor Adriano Román pagó para matar a Jordi, porque éste, en su condición de abogado, defendió ante los tribunales a Miguelina Llaverías, ex esposa de Adriano, y contra quien éste también pagó para que le dieran muerte. Por tanto, por cumplir con su responsabilidad profesional, Jordi fue objeto del atentado en su contra el 2 de junio de 2010.
- Cincuenta y nueve (59) meses han transcurrido desde el día de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi. Para mi parece que el hecho está ocurriendo ahora, en este instante, al momento de escribir estas líneas; he andado con el caso de mi hijo encima, lo tengo fijo en mi conciencia, lo he sentido en el corazón, tocó mi alma.
- Ha sido tortuoso el camino por cual he tenido que transitar para que la vara de la justicia alcance al que pagó y a los que ejecutaron la acción de sicariato contra Jordi; pero no importa lo ondulante o sinuoso de la ruta que me ha de llevar al destino final, que no es otro que el de la justicia; para que sea vencida la criminalidad, y que la sangre derramada por Jordi, y el dolor que me ha acompañado en unión de mi familia, no quede impune.
viernes, mayo 01, 2015
A 59 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi Veras
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